domingo, 28 de octubre de 2012

Mi primer menhdi


Esta semana me he hecho mi primer menhdi, un tatuaje con henna en la mano. Normalmente es una pintura que se hacen las novias o las invitadas a una boda. Pero me apetecía hacérmelo y la verdad es que me encanta como queda.
 

Fue un poco por casualidad. El otro día estábamos de compras por Comercial Street y delante de una tienda había un tenderete con un chico haciendo un menhdi a una niña pequeña y me dio envidia y yo también quise uno. Además de hacerlos también te vende la henna en tubitos para hacerlo en casa. Sale mucho más barato, pero tienes que tener buena mano o puedes liarla bastante porque mancha mucho.

Me dio un catalogo con miles de diseños que no sabía ni por donde empezar. Al final simplemente le dije que fuera algo no muy grande ni recargado y que por el brazo diera la vuelta como una pulsera. El chico se puso a improvisar y en las fotos veis el resultado.
 

Lo único malo de hacer esto de improviso es que no pude entrar en ninguna tienda más porque tenía el brazo con henna fresca e ir por la calle con mucho cuidado de no manchar a nadie ni a mi misma. Al cabo de media hora pude quitar la henna y quedó un dibujo muy anaranjado al principio, pero al día siguiente cogió un color marrón más vivo. Ahora los indios con los que trato cada día se pasan el día gastando bromas sobre cuando es la boda… pero no me importa, me encanta mi menhdi y me rio con ellos. 
 
Me va a dar pena cuando se me borre del todo. Pero por esto este post se llama “mi primer menhdi”, porque seguro que no es el útlimo.
 
 

Hoy he ido a la peluquería. He sido cobarde y no me he atrevido a ir a una peluquería del barrio a teñirme y he ido a otra más grande, y he pagado cara mi cobardía, con tiempo y dinero. He estado más de 3 horas en la peluquería para que me tiñeran y me hicieran un masaje en la cabeza. El masaje ha sido de 20 minutos, el resto el tinte más eterno del mundo. Una hora para poner el tinte… con particiones diminutas, primero añadiendo el tinte con pincel y luego esparciéndolo con las manos. Por lo menos el masaje ha estado bien, con aceite caliente. Aquí nadie lleva flequillo, así que el peluquero ha decidido unilateralmente que me iba a peinar sin flequillo, así que me lo ha secado hacia los lados y ahora no hay manera de que vuelva a su sitio sin volverme a lavar la cabeza. La visita a la peluquería me ha costado 3000 rupias, es decir 45 euros. Por lo menos me han invitado a un te y me han dejado un par de revistas para entretenerme un poco, pero no ha sido un servicio de lujo como para pagar el dineral que son 3000 rupias aquí. La siguiente vez me arriesgaré a la peluquería del barrio.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Transporte: el Metro


En la estación de Baiyyappanahalli, que es la que tengo cerca de casa, hay tren y metro. Creí que el metro era una buena opción para ir al centro de la ciudad o visitar cosas y luego poder volver fácilmente a casa. Pero resulta que de las 41 paradas que aparecen en el plano del metro colgado en todos lados solo existen físicamente 6. Hace un año que se inauguró el metro y todavía hay solo 6 estaciones, así que por ahora solo puedo ir hasta MG Road y a partir de allí cambiar de transporte. Yo aún estoy sorprendida de que te cuelguen un mapa de un metro que no existe, pero la gente lo tiene asumido.



El metro en vez de ir bajo tierra, está suspendido a unos 20 metros por encima de las calles. Para acceder a las estaciones has de subir en vez de bajar. Lo bueno de esto es que las estaciones son muy amplias y luminosas y que durante el trayecto puedas observar la ciudad desde otro punto de vista.


La gente está muy asombrada con el metro. Lo ven todo nuevo y moderno, y hay gente que lo usa como atracción en vez de medio de transporte. Hay familias enteras que para ocupar la mañana hacen un viaje en metro, se sacan fotos en las estaciones, se sacan fotos dentro del metro y miran por la ventana asombrados por las vistas que ofrece.



Para entrar al metro tienes que comprar un Token, una moneda negra de plástico. La tienes que pasar por un detector al entrar y la pones en una ranura para salir. También puedes comprar bonos mensuales si es tu trayecto habitual. Para un viaje sencillo cuesta 15 rupias (0,21€)  el trayecto más largo, las 6 estaciones.
 

Ayer era una especie de festivo donde veneran a las máquinas. Todos los coches, motos y camiones por las calles estaban llenos de flores. Al lado del almacén donde trabajo hay un paso a nivel y sacrificaron a una cabra en la via del tren como ofrenda a los dioses por el tren. Fuimos a un costurero a hacer un arreglo y tenía flores en la máquina de coser. Por cierto, coser a mano la correa de un casco y arreglar dos rotos en un pantalón costó 30 rupias, 0,43€, y además lo hizo al momento.  Es muy curioso que tengan una fiesta para las máquinas. Yo puse dos rosas en la tostadora para colaborar un poco en una fiesta que no acabé de entender.
 

Para acabar el día decidimos hacer una partida al UNO, para probar fuimos a un bar del barrio que tiene una terraza en el tejado. Íbamos un chico y dos chicas. Y el camarero al cabo de unos minutos vino a hablar con el chico para decir que no podían entrar chicas en el bar, ya que las chicas no pueden beber alcohol. Al final le convenció que solo tomábamos algo y nos íbamos. Nos pusimos a jugar a cartas y volvió el camarero a decirle, solo al chico, que estaba prohibido jugar a cartas. La otra chica y yo no parábamos de reír de lo absurdo de la situación. Nos acabamos rápido la bebida y acabamos en casa jugando a cartas.

domingo, 21 de octubre de 2012

Domingo de shopping


Domingo,  por fin un día libre. Además los compañeros de piso hoy no están y tengo toda la casa para mi sola. Me he preparado unas olivitas, unas patatas y una CocaCola y me he puesto a escribir este post para contaros mi día de compras.

Esta mañana después de vaguear un poco por casa, poner una lavadora y limpiar un poco me he ido al centro a visitar un poco la ciudad y hacer shopping. Tengo unos 15 minutos andando hasta la estación de metro. Es un recorrido que hago a menudo y hay un poco de todo. Ha trozos asfaltados, trozos que no, algunos con aceras y otros que no. Pero aunque haya aceras no te puedes fiar, normalmente si hay acera es porque los desagües pasan por debajo y a veces se rompen las losas y las aceras son como las de la foto.
 

 Seis paradas más tarde estaba en el centro, en MG Road. Es una zona llena de tiendas de marcas internacionales y algunos centros comerciales, cines y restaurantes. Como el centro de cualquier ciudad. Con las tiendas de grandes marcas se mezclan algunas tiendas más artesanales y de ropa étnica.


En el primer centro comercial que he entrado he tenido que rebuscar mucho para encontrar cosas que valieran la pena. En general hay mucha ropa que consideraría “cutre” pero buscando encuentras cosas que están bien y bien de precio. Todos los productos en India están etiquetados con lo que llaman MRP, que sería el precio máximo de venta. Todo, absolutamente todo, lleva este precio. La ropa es normal que lleve una etiqueta, pero también todo lo que está en los supermercados está etiquetado. En las tiendecitas venden champú o gel en monodosis, como unos sobrecitos pequeños, y hasta eso ( que solo vale media rupia) está etiquetado. Lo único que no lleva MRP es lo que venden a granel en la calle. Dicho esto, en el centro comercial había MRP en todo pero había carteles indicando ofertas que no estaban mal.


Después del primer centro comercial he entrado en un par más. Es un poco rollo todos los controles que te hacen para entrar y salir de los sitios. Para entrar a los centros comerciales tienes que pasar por un arco detector, enseñar tu bolso y a veces te meten en un cubículo donde una señorita te pasa otro detector (a los chicos se lo pasan fuera del cubículo y lo hace un señor). Luego tienes que dejar las bolsas o mochilas que lleves fuera del centro comercial o fuera de las tiendas en una consigna. Solo puedes entrar con un bolso pequeño, si no tienes que coger la cartera y dejar el resto en la consigna. Al salir de las tiendas tienes que volver a pasar un control. Enseñar el tiquet de compra a un guardia de seguridad y revisa todo lo que has comprado y te lo timbra o te lo sella. Luego ya puedes recuperar tus pertenencias y seguir comprando. Todo este jaleo hace que sea un poco incomodo entrar a las tiendas a cotillear simplemente.


 Total, este es el resultado de la compra:

-          4 camisetas: 900 rupias

-          1 jersei:  400 rupias

-          1 sudadera: 400 rupias

-          1 foulard: 150 rupias

-          1 tejanos LEVIS: 2000 rupias

-          1 rimel: 250 rupias

-          1 colonia: 1400 rupias

-          1 casco: 600 rupias

-          2 juegos de cartas: 275 rupias

En total me he gastado 6.375 rupias, 90 euros. Todo más barato de lo que se puede encontrar en España excepto la colonia, que 20 euros me parecen una exageración. La chica de la tienda de la colonia me quería vender más cosas y para convencerme me las ha dejado probar. Me ha untado el brazo con un aceite con olor a mango que dice que es para hidratar y que sirve para todo el cuerpo y también para el pelo. Para que quiero ponerme aceite de mango en el pelo? Por lo menos me he llevado una especie de masaje en el brazo y aún huele a mango.

No me he podido resistir a comprarme un par de juegos. Uno ya lo tengo, pero con lo que valen no me ha importado volverlo a comprar para podernos entretener en el piso o entre amigos por las noches. Aquí me doy cuenta de las horas que me pasaba viendo la tele, ahora tengo todo ese tiempo para hacer otras cosas. Seguramente cuando vuelva volveré a caer en la tentación de pasar horas muertas en la tele, pero se puede vivir sin ella perfectamente.

El casco me lo he comprado para mi futura moto, que espero que llegue pronto ya. Me lo he comprado en una paradita de la calle. Había algunos por solo 300 rupias (4,50€). Pero eran bastante feos, así que he pagado el doble por uno que no es tan feo. No hay cascos simplemente lisos, todo tiene colores y adornos totalmente prescindibles. Dentro de lo feo era el menos feo, y me ha rebajado 100 rupias del precio inicial!

Y ya para terminar os dejo las indicaciones para mantener los lavabos públicos del centro comercial limpios. Me ha hecho tanta gracia que le he sacado una foto. El “jet”, de la última fila es como un grifo móvil que usan para limpiarse, ya que aquí no usan el papel higiénico.

 

martes, 16 de octubre de 2012

Viaje de fin de semana por Tamil Nadu


Hace ya unos días que no escribo. He estado muy liada con el trabajo y el fin de semana me fui de viaje a visitar un par de ciudades del sur: Tanjore y Trichy.


Como hoy me toca ir al trabajo en rickshaw he empezado a escribir el post  en el mismo rickshaw, a ver si así se me hace el camino un poco más corto, que con el tráfico de estas horas voy a tardar más de una hora en llegar. Solo espero que en un badén no se me vaya el portátil volando.

La otra semana en una fiesta me comentaron que querían organizar un fin de semana turístico por alguna ciudad. A mediados de semana me confirmaron que si que se haría y si quería ir, y me dije: ¿Por qué no?.  Así que me fui con 3 franceses que había visto solo un par de veces. Salimos el viernes por la noche en un autobús nocturno. Pero antes fuimos a McDonalds a cenar y probé una hamburguesa de huevo: McEgg. Supongo que es la alternativa para vegetarianos en McDonalds, aunque por 25 rupias no está mal.
 
Hay dos tipos de autobuses nocturnos los “seater” y los “sleeper”. El de ida era “seater”, es decir, que vas sentado pero hay mucho espacio entre asientos y lo puedes reclinar mucho, incluso puedes levantar los pies. Después de 7h de autobús llegamos a Trichy el sábado por la mañana. Queríamos ir a Tanjore el primer día pero ante teníamos que reponer fuerzas. Fuimos a un restaurante muy raro y pedimos un desayuno continental. La tortilla no estaba mal pero tenía tropezones de chili, cuando pillé el primero decidí separar todas las partes que parecían tener algo verde dentro. La mantequilla no tenía color de mantequilla, así que decidí no tocarla. Las tostadas con mermelada eran lo único que consideré como desayuno continental.

Después decidimos ir a visitar primero Tanjore y cogimos un autobús hacia allí. Creo que no lo he pasado peor en mi vida. Hacía un calor insoportable, iba cargada con la mochila, había más gente de la que cabía en el autobús y tenía un sueño que no lo soportaba. Después de dos horas de sufrimiento llegamos a Tanjore y buscamos alojamiento. Definitivamente el hotel era muy cutre. Era muy barato, pero si querías baño en la habitación costaba el doble, y si querías aire acondicionado valía otra vez el doble. Así que finalmente pagamos 1000 rupias por cada habitación, pudiendo pagar 280 (diferencia entre 15€ y 4€). Total, el aire acondicionado hacía que la habitación pareciera húmeda todo el rato y no había agua caliente. Y compartíamos ducha con un sinfín de hormigas y otras especies con muchas patas.
 

Visitamos un templo muy curioso. Era un espacio muy grande con varios edificios. Pagamos a un guía para que nos explicara un poco todo y saber para que era cada cosa. Para entrar en el recinto del templo te tienes que quitar los zapatos, pero no por el hecho de ir descalzo, sino porque los zapatos son un objeto que no puede entrar a un lugar sagrado. Es decir, no vale con descalzarse y llevar los zapatos en la mano, ni si quiera en la mochila, los tienes que dejar  fuera si o si. No os podéis imaginar como quemaba el suelo, tres días después aún me duele la planta del pie.




 
Había un elefante que luego, por la noche, lo ornamentaron y por una moneda te tocaba la cabeza. La idea me daba un poco de reparo, pero pensé que podría ser que nunca más en la vida tenga la oportunidad de que un elefante me toque la cabeza, y menos por solo dos rupias! Así que le di una moneda al domador y acto seguido el elefante levantó la trompa y la posó en mi cabeza. Una sensación extraña, entre humedad y el aire de la respiración.
 
 

Por la tarde visitamos supuestamente un palacio. Compramos unas entradas y visitamos dos edificios medio vacíos, cutres y oscuros. Tienen una idea rara del turismo y de los atractivos turísticos.


 

En estas pequeñas ciudades no están nada acostumbrados a ver a gente blanca y éramos como una atracción para ellos. Nos miraban y nos señalaban por la calle. Los niños nos saludaban con la mano de lejos y nos pedían que les hiciéramos fotos. Un cocinero de un restaurante se quiso hacer fotos con nosotros después de comer. Los chicos les pedían a los chicos blancos si se podían hacer fotos con las chicas blancas.



 

Los compañeros querían comprar algunas cervezas para la noche. Encontrar alguna tienda que venda alcohol es complicado, pero cuando la encontramos no vendían cerveza. Luego en otra solo tenían una marca y no era buena. Para encontrar cervezas tuvimos que ir al “mercado negro” en una tienda clandestina. Como hay religiones que no pueden beber alcohol hay algunas tiendas clandestinas escondidas. Solo fueron los chicos, porque las chicas no pueden entrar a estos sitios. Mientras esperamos con todas sus pertenencias, que dejaron fuera por seguridad. Y efectivamente, allí encontraron toda la cerveza que quisieron y que no fuimos capaces de comprar en ninguna tienda.
Tanjore es una ciudad pintoresca y llena de vida en las calles.



 
 
Aprovechando comimos algo de lo que nos ofrecian las calles. Una fruta rara pero muy buena y coco. El coco no me gustó mucho, es como agua sucia medio caliente.


 

Al día siguiente cogimos el tren para ir otra vez a Trichy. Mi primer tren en India. Las puertas siempre están abiertas, la gente sube y baja del tren cuando está en movimiento. En las paradas hay vendedores ambulantes que pasa la comida a través de los barrotes de las ventanas que también siempre están abiertas. Es muy curioso, parece que estén alimentando a gente dentro de una cárcel. Dentro del tren hay asientos y en la parte de arriba como un sitio para dejar equipaje, donde había gente durmiendo o sentada como si fuera lo más normal del mundo. No nos pudimos sentar, pero tampoco era del todo incomodo ir de pie. Otra vez todo el mundo nos miraba y hasta pudimos hablar con gente que nos explicaba cosas sobre los sitios que visitamos. No fue una mala experiencia, y prefiero el tren al autobús.
 

En Trichy visitamos dos templos más. Uno del estilo del primero pero las decoraciones eran coloristas y el otro en una montaña. Subimos más de 400 escalones irregulares y descalzos. Una vez arriba había unas vistas impresionantes de toda la ciudad, lástima que era de noche y seguro que había cosas que no pudimos apreciar.
 

 

Para volver a Bangalore cogimos un autobús “sleeper”, con literas. En un lado del autobús hay literas individuales y en otro dobles. El tema es que si se acaban las individuales compras una plaza de las doble y te toca compartir una cama, no muy grande con un/a  desconocido. Estuvimos un rato jugando a cartas en la litera de abajo. Un mareo impresionante intentar jugar a cartas en una cama que no para de moverse y de vez en cuando botas porque hay un badén. Si podéis escoger, no cojáis las literas del fondo del bus ni las de arriba, los botes que das mientras duermes son importantes. No pude dormir más de dos horas en toda la noche. Además llegamos muy tarde a Bangalore, me duché y a trabajar 10 horas. Todavía no he recuperado el sueño del fin de semana, pero no me arrepiento para nada de haber viajado y conocido otra cara del país.
 



 

martes, 9 de octubre de 2012

La comida


Hoy toca hablar de la comida. Si lo resumiéramos sería:
-          Picante.
-          Todo?
-          Si, todo pica!

Pero dentro de esta idea general hay muchos matices. No lo he pasado realmente mal con la comida, aunque es algo que todavía me cuesta mucho. Todo es muy picante y especiado, aunque pidas que no lo sea. Pruebas algo y piensas que tampoco hay para tanto, pero en unos segundos empieza a picarte toda la boca y la garganta y quieres llorar.
 

Truco número uno: si es rojo pica, y si no es rojo, también. Dentro de lo que “todo pica” lo que es rojo es más potente, así que ojo con el rojo.

Truco número dos: si pides un plato pide siempre pan “plain” que no pica. Por lo menos puedes ir mezclando el picante con algo de pan y se amortigua un poco. Si pides un plato con arroz blanco le pones tu la cantidad de salsa que quieres así que también puedes controlar el picante que tiene.

Soy fatal para los nombres y me cuesta una barbaridad recordar los nombres de la gente, los nombres de la comida y los nombres de las calles o sitios. Es imposible acordarse de combinaciones de 15 letras que no tienen ningún sentido para ti. Por eso cuando algo me gusta pregunto como se llama, pero luego no me acuerdo para volverlo a pedir. Te plantan una carta de un restaurante de lo que no entiendes nada y acabas pidiendo lo que te recomiendan porque no eres capaz de pedir por ti mismo. Hace un par de días descubrí una salsa que no pica en un plato del restaurante donde comemos a menudo, es como afrutada. Si la mezclas con otra más picante y con el arroz le da un sabor muy bueno.

En los centros comerciales encuentras varios tipos de restaurante, con alguna franquicia internacional, que va bien para cambiar un poco y encontrar algo menos picante. También en los supermercados grandes encuentras casi todo lo que quieras y puedes cocinar en casa con aceite y sal.

 

En las tiendecitas puedes encontrar lo básico y a muy buen precio. Para que os hagáis una idea esta fue la compra del otro día:

-          3 Curd (como un yogur algo más líquido), 21 rupias

-          6 plátanos, 20 rupias

-          4 huevos, 16 rupias

Total: 57 rupias = 0,84 euros


Lo curioso de las tiendas de barrio es que lo venden todo a granel. Hoy he pedido azúcar y va a paladas, a tanto la palada. También puedes encontrar cigarrillos a granel, la gente se compra uno o dos para fumar al momento, no compran paquetes enteros.

Hoy he probado mi primer Paan. Después de comer me han llevado a una paradita que había al lado del restaurante porque mi compañero quería un cigarrillo y mientras pedía me dice: mira lo que hace con esa hoja. El señor de la tienda coge una hoja verde y empieza a sacar cosas de cientos de botes que tiene alrededor y lo mete dentro. Hay cosas que las pone como con un pincel, otras con cuchara, otras las espolvorea, otras con la mano… después envuelve la hoja y se la da al cliente hecha un paquetito y se la mete en la boca. Con mi cara de asombro el compañero le pide una para mi al señor de la paradita y le dice: que no sea picante, que sea dulce que es la primera vez que toma Paan. Pues eso, coge otra hoja y le empieza a poner de todo, a untarle cosas y a toquetearlo con las manos. No paraba de poner cosas en la hoja y cuando le hace el paquetito era enorme. Se supone que eso te lo tienes que meter en la boca y masticarlo sin tragar, solo tragas el jugo que va saliendo junto con la saliva. Y al ir masticando la hoja verde se te limpian los dientes después de comer. Después del impacto del primer mordisco a esa cosa rara he empezado a notar un sabor dulce y refrescante, lo he tenido  como un minuto masticando y no ha estado mal, toda una experiencia.

A lo que me he aficionado es al Chai, al té tradicional de aquí. En el trabajo pasan por la mañana y por la tarde a repartir té para todo el que quiera. Es un té con especias y leche que tiene más pinta de café con leche que de té. Esta muy bueno y es muy dulce.

lunes, 8 de octubre de 2012

Paseando por el barrio


Siento que tengo tantas cosas que contar que no acabaría nunca de escribir, pero me voy a contener y voy a intentar hacer posts un poco por temas.

Ayer estuvimos paseando por el barrio y comprando algunas cosillas. Me llevé la cámara y al ir con más gente me animé a hacer algunas fotos del barrio. La verdad es que parecíamos tres guiris con las cámaras y mirando a todos lados. Cuando voy sola no me siento muy observada pero siendo tres chicas occidentales no pasábamos desapercibidas precisamente.


Vivo en una comunidad residencial, son ocho torres de nueve pisos y seis puertas por piso, con mucho espacio comunitario, un centro comunitario y piscina y gimnasio. Puede parecer muy lujoso, para ellos lo es, pero son unos pisos normales. Pero el barrio no tiene nada que ver. El resto del barrio son calles sinuosas, muchas sin asfaltar y con casitas pequeñas. En las plantas bajas hay muchas tiendecitas que venden lo básico para el día a día del barrio.

 

Por aquí también hay muchos perros y vacas, de vez en cuando alguna oveja. Algunos campan a sus anchas y otros van con un pastor. De normal los perros son muy perezosos y se pasan el día durmiendo por las calles, a veces no se dan cuenta pero se ponen en medio de la calle o en la entrada de alguna tienda. Las vacas suelen estar más controladas por algún pastor o alguien que las pasea, pero también te encuentras alguna suelta que va a dar una vuelta.

 

Al otro lado de las torres el barrio cambia un poco. Hay menos tiendas y hay casas unifamiliares de buen nivel, casi todas tienen garaje propio y coche. Aunque ninguna parte del barrio se escapa de los animales y de escuchar alguna pelea de perros por las noches.
 

Para acabar el post de hoy os explico la anécdota del día. Estábamos a punto de cenar y llaman al timbre. Todos estábamos en el piso así que era raro que llamaran. Abro la puerta y había dos chicos que nos han invitado a la boda de uno de ellos. Así que tenemos una invitación a una boda india. Lástima que sea el jueves y que nos toque trabajar. Pero si en una semana ya me han invitado a una boda supongo que en seis meses habrá otras oportunidades de ir a una!