Hoy he llegado a India. Solo puedo decir que se me han
quedado los ojos abiertos con todo lo que he visto, a cada instante me
sorprendía algo. Y aunque las primeras horas ya han sido una aventura (una hora
de taxi da para mucho y luego he tenido un tour en moto por el barrio) me
guardo muchos temas para poderlos explicar en otros posts con más detalle. Hay
algún tema que da para escribir libros enteros, del estilo “como cruzar una calle y no morir en
el intento”, pero eso será otro día.
Hoy me centro en “la ida”. Me parecía imposible meter todo
lo que iba a necesitar para 6 meses en 30 Kg, al final me sobró espacio y todo,
no es tan distinto irte dos semanas que más tiempo, lo que no se cuanto pesará
la de vuelta con todo lo que me compré por aquí.
Ahora tema aeropuertos y vuelos. Para empezar te hacen estar
3 horas antes en el aeropuerto de las cuales una me la pasé haciendo cola para
facturar las maletas. Una vez ya me quedo sola en el aeropuerto me empiezo a
hacer a la idea de lo que está pasando, de que no voy a volver a casa esa noche
ni a la siguiente, de que mi casa va a ser otra durante un tiempo, de que iré a
trabajar otra vez el lunes pero a otro sitio. Me siento a esperar viendo caer
la lluvia y me compró un pasatiempo para tener la mente ocupada y no pensar
demasiado, en ese momento aparece una pizca de miedo a lo desconocido.
Volar con Emirates ya es una experiencia en si misma. Si alguien
ya ha hecho un vuelo internacional seguramente note mucho la diferencia con los
vuelos dentro de Europa, pero para mi que estoy acostumbrada a Ryanair esto fue
una revelación. Lo primero que hace mucha gracia es el uniforme de las
azafatas, llevan un gorrito con un pañuelo atado de lo más curioso. Luego todos
los asientos disponen de un sistema de entretenimiento que ya quisiéramos tener
en casa. Puedes ver películas, escuchar música, ver series o programas de
televisión, leer noticias, jugar con un mando que tiene y lo más curioso:
seguir el vuelo en tiempo real. Tienes información de la altura, velocidad,
posición, tiempo hasta la llegada y la visión de las cámaras. Puedes ir viendo
lo que ve el piloto y también lo que se ve desde una cámara bajo el avión,
aunque te toque en el ala ya no hay excusa de no ver el paisaje. Es muy curioso
y entretenido pero ver el despegue y el aterrizaje de esta manera da un “yuyu”
que no veas… El aterrizaje en Dubai parecía un pinball, había mil lucecitas
indicando la pista de aterrizaje. Y por último todas las comodidades: toallas
calientes para lavarte las manos, cojín, cascos para escuchar el
entretenimiento, butacas reclinables y espaciosas y un menú que ya le gustaría
a muchos restaurantes tener, además de que a cada momento pasan para ofrecerte
lo que quieras para beber.
Pensaba que en el aeropuerto de Dubai, donde hacía escala,
no habría gran cosa abierta ya que la escala era de madrugada. Para mi sorpresa
estaban todas las tiendas y la
restauración abiertas y estaba lleno de gente por todos lados. El
aeropuerto de Dubai es otro mundo.
He llegado a India a las 9 de la mañana y después de pasar
control de pasaportes, control de seguridad y rellenar la tarjeta de
pasajero me he dispuesto a salir del
aeropuerto. Decenas de personas se te intentan
ofrecer para ser tu taxista pero he ido a la cola de los taxis “legales” y
después de una horita de trayecto (que algún día contaré) he llegado al piso
donde me esperaba mi compañero de piso y de trabajo.
Os dejo unas fotos de las vistas que tenemos desde la terraza
y de mi habitación.